Expertos abogan por promover un envejecimiento saludable a lo largo de la vida en un encuentro organizado por la Fundación Alternativas
24 noviembre 2015
En 2025 ocho países europeos, entre los que está España, se situarán entre los más envejecidos del mundo. El envejecimiento de la población constituye, así, un desafío cada vez más cercano. Ante el reto demográfico, y en un contexto marcado por las restricciones presupuestarias, las políticas de envejecimiento activo cobran un nuevo protagonismo. Pero no está claro qué se entiende por envejecimiento activo, ni las intervenciones que se deberían realizar para reforzar las políticas de promoción y mejora de la salud y calidad de vida a lo largo del ciclo de la vida.
Para debatir sobre estas cuestiones la Fundación Alternativas organizó, en colaboración con la empresa Sanofi, la mesa de diálogo titulada “Necesidades, retos y oportunidades en el ámbito de las políticas de envejecimiento activo”, que tuvo lugar el pasado 24 de noviembre. Este encuentro, en el que participaron un grupo de especialistas en el área de la salud, profesionales del sector, investigadores, representantes políticos y portavoces de asociaciones de geriatría, se centró alrededor de tres bloques de análisis y discusión (1- Desafíos que plantea el reto demográfico; 2) Factores clave para lograr un envejecimiento activo; y 3) Respuestas desde las Administraciones, sociedades profesionales, industria y sociedad civil).
La mesa de diálogo comenzó con una intervención del profesor de Economía de la Universidad de Castilla-La Mancha, Juan Oliva, quien afirmó que el envejecimiento de la población es un triunfo de la sociedad por el aumento de la esperanza de vida, pero también es un reto. Oliva destacó que el índice de envejecimiento (el cociente entre la población mayor de 64 años y la menor de 16 años) se situará por encima del 200% en 2049, indicando las presiones que ello supondrá para algunos servicios públicos básicos (sanidad, cuidados de larga duración).
Tras la intervención del profesor Oliva se abrió un debate moderado por el periodista Fernando Lussón con las intervenciones de los participantes. El diálogo sirvió para poner de manifiesto que el envejecimiento activo, entendido, tal y como lo define la Organización Mundial de la Salud, como un “proceso por el que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen”, tiene que ligarse a todo el ciclo de la vida y no dejarse para edades avanzadas.
El gasto sanitario disminuye y las cotas de bienestar de la sociedad en general aumentan si las personas envejecen libres de discapacidad y con una calidad de vida buena. Se enfatizó que lo que resulta costoso no es que haya personas mayores, sino que sean dependientes. Desde el sector sanitario se puntualizó que el envejecimiento activo es morirse sin verse discapacitado, teniendo autonomía y que hay una tendencia a abordar el envejecimiento desde la medicalización.
Los participantes coincidieron en que el reto es hacer visible la importancia de preparar al sistema sanitario y al social en su conjunto para prevenir la fragilidad que es la puerta de entrada al envejecimiento. Por ello, a lo largo de las intervenciones, se evidenció la necesidad de diseñar e implementar políticas que promuevan un envejecimiento saludable a lo largo de todo el ciclo vital, desde la infancia, e incluso desde la gestación. En este sentido, se abogó por utilizar el concepto de ciudadanía activa en lugar de envejecimiento activo.
Hubo un gran acuerdo sobre la necesidad de disponer de una mayor información y conocimiento de estos temas para generar las políticas adecuadas, así como evaluar esas políticas, aprendiendo de las experiencias que mejor han funcionado y de los errores. Y hacerlo, además, contando con la participación de las personas mayores y teniendo en cuenta que se trata de un colectivo heterogéneo. La Organización Mundial de la Salud apela a “un nuevo paradigma que considere a las personas ancianas participantes activas de una sociedad que integre el envejecimiento y las considere contribuyentes activos y beneficiarios del desarrollo”. Desde este paradigma, durante el encuentro, se hizo especial hincapié en que se debe evitar cualquier forma de discriminación por edad, logrando la plena integración de los mayores en la sociedad sin construir guetos. También se insistió en la idea de que se debería facilitar que, más allá de la edad de jubilación legal, las personas mayores que quieran seguir trabajando, lo puedan hacer.
Por otra parte, los participantes destacaron la importancia de fomentar la investigación multidisciplinar y en red, de adaptar la formación de los profesionales sanitarios, de centrar la atención sanitaria más en la cronicidad, de fomentar el empleo social sanitario y la creación de unidades de servicio sociales enfocadas a la prevención de la fragilidad y la discapacidad. También se discutió sobre la importancia de la enfermería comunitaria y sobre la creación de una base de datos en la que participen todos los agentes del sistema que permita diseñar y planificar programas y políticas.
La realización de este encuentro se enmarca dentro de la creciente preocupación por las consecuencias de la evolución demográfica y del interés que tiene la Fundación Alternativas en promover debates que son centrales para la sociedad.
Personas que participaron en la Mesa de Diálogo “Necesidades, retos y oportunidades en el ámbito de las políticas de envejecimiento activo”: